Después de todo se lo merecían, después de tantos días nublados, fue despuntar el sol y volver a lucir la vida.
Poco a poco, con paso corto, el pulso acelerado y ese corazón que acababa desbocado, la vida les dio una segunda oportunidad en cuanto aquella enorme herida acabó de restañarse en sus almas.
Seguro que merecían volver a sonreír, olvidar la noche y evocar aquel primer día en el que sus corazones volvieron a latir con fuerza.
Francisco Ávila. Margaritas Caprichosas
La foto es de Redd Angelo. Via Unsplash