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El efecto dominó del #seacabó

El #seacabó se ha convertido en el punto de inflexión, espero que sea el inicio de una nueva ‘gobernanza’ y el adiós a esa vieja manera que explicaba en el anterior texto. Ha servido para aparcar malos usos y costumbres del periodismo de siempre, del que practicaban los ‘pollavieja’ que dominaban el cotarro, para abrir la ventana a otra manera de hacer, con las puertas y las ventanas abiertas para exponer situaciones y denunciar acosos y mala praxis.

En el fondo se trata de un problema de educación, y yo me incluyo. A los de mi generación nos educaron con otros parámetros y en mi caso, la presencia de tres mujeres en casa me han ayudado a tener otra perspectiva vital, para ver las cosas de otra manera. Donde no llegó la rancia educación de un colegio de curas, lo he conseguido a base de horas y horas de charlas, de entender lo que casi ni me había planteado.

El liderazgo de las mujeres – en el periodismo, en el deporte, en la vida…- nos permite tener una perspectiva diferente sobre diferentes parámetros, una visión más clara, diferente a la realidad que nos habían hecho imaginar, porque ellas han estado tanto tiempo alejadas del centro de poder, que tienen otro punto de vista sobre el deporte, el periodismo y la vida.

El #seacabo no es más que eso. Poner blanco sobre negro la mala praxis de una Federación, que no es más que el reflejo de cómo se ejerce el poder, en mayor o menor escala. Es poner en evidencia cómo funcionan los flujos de poder machistas, de cómo no se permite que nadie alce la voz, de cómo mantener a un entrenador contra viento y marea, de cómo obligar a ejercer de palmeros al equipo técnico sin rubor, y cómo señalar a las jugadoras en general y a Jennifer Hermoso en particular.

Rubiales es el paradigma de cómo manejar los hilos en beneficio propia. La suerte ha sido que se la ha ido la mano -y la boca-, que sus excesos han sido televisados y que todo el mundo se ha dado cuenta de su manera de proceder. Pero no nos engañemos, quedan muchos personajes así, en las instituciones, en el deporte, en el periodismo y en la vida. Igual ha llegado el momento de que vayan cayendo poco a poco como las fichas de dominó de un circuito infinito.

La foto es de Tom Wilson en unsplash

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La ética debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón.