Me gustan los fotógrafos callejeros, los de disparo fácil o los que tienen la paciencia para esperar el momento y captar ese instante. Así es George Natsioulis, que sorprende mostrando luces y sombras, colores recién sacados de cualquier película futurista, personajes comunes que parecen que están posando, pero ves que en realidad les han robado ese instante que luego Natsioulis nos regala.
Su fotografía es minimalista. Personajes solitarios, luces de automóviles que penetran en la niebla, neones de algún motel que intentan abrirse paso en la oscuridad, una amalgama de formas, colores y líneas que conforman el mundo de Natsioulis, nuestro mundo.