sacalobra

No me hagas mucho caso

Si me notas ausente o con demasiadas ganas de polemizar. Si te oigo, pero si no te escucho. Si ante una pregunta banal, respondo con algo más profundo, tanto que puede llegar a descolocarte. Si rehúyo el contacto físico, si no comprendes porqué mis abrazos no son lo cálidos que lo eran antes.

Si me molesto porque te doy los buenos días y no me respondes; si utilizas la ironía y me enervas; si me ves disperso, más de la cuenta, e intentas que participe en la conversación cuando lo que me apetece es estar al margen.

Si no me ves llorar; si ves que leo más de un libro a la vez o si mis bromas son ácidas.

No me hagas mucho caso si me ves perdido cuando hay mucha gente; si no sigo la historia que cuentas, si zapeo convulsivamente, si tengo abiertas todas las sesiones de las cuentas de gmail que tengo. Si cuento hidratos para hacer paquetitos cuando voy en bici; si pienso que todo está hecho o si me da cada vez más pereza aparentar.

Si le doy demasiadas vueltas a todo buscando soluciones a problemas que pueden parecerte imaginarios; si no aguanto la altivez, si cambió tantas veces de humor durante el día, si no sé si es mejor mirar hacia atrás o buscar el camino hacia adelante; si quisiera tirar los móviles por la ventana y acabar de una vez con la comunicación virtual, que nos convierte en cretinos.

No me hagas mucho caso, porque todo esto es pasajero. No te molestes si pienso que la solución ya no está donde estaba, porque las perspectivas y los momentos cambian. A veces pensamos que el problema radica en todo lo que nos rodea, cuando solo está en nuestra cabeza.

Mientras tanto, seguiré escribiendo para ahuyentar mis demonios. Espero que no os moleste.

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La actitud es la única cosa que depende de ti. Por tanto es lo único que te puedo exigir.