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Soltando el aire juntos

“Si no te permites a ti mismo llorar la muerte de tu amigo, será como coger mucho aire y retenerlo el resto de tu vida”.

Hoy hace dos  años que nos despedimos sin decirnos adiós, tan cerca uno de otro, tú aferrándote a la vida, yo intentando librar un milagro, pero desde hace tiempo he decidido que no es el momento de reprocharme nada.

Ya habrás visto el calvario, ese camino complejo que siempre emprendes cuando la cabeza está por en medio, cuando mezclas amor, rabia y culpabilidad, pero que ya ha pasado.

Mirar hacia atrás no es sinónimo de olvido, es una manera de recordar la amistad que construimos, esos lazos indestructibles creados hasta que todos los ojos se cierren para siempre.

Estas últimas semanas he podido conocerte un poco más. Por fin me decidí a abrir todas aquellas cajas con tus libros que deposité en el sótano de casa y me trajeron muchísimos recuerdos. Me vinieron a la cabeza conversaciones que habíamos mantenido sobre los libros de Zweig, las historias de Pepe Carvalho, los maravillosos reportajes de Kapuscinsky o esos cuentos hipnóticos del gran Cortázar.

Admito que en algún momento me sentí como un ‘gran hermano’ descubriendo secretos confesables, esas notas que he encontrado entre las páginas amarillentas de libros, títulos de RENFE antiguos, incluso hasta un entrada de algún partido del Camp Nou.

Y luego están las recetas de cocina que te habían regalado. Algunas manuscritas, otras recibidas por correo electrónico. Notas de cómo hacer un sofrito, de cómo cocinar bacalao y hasta alguna fotocopia ajada con alguna dieta milagro.

Seguro que sabrás perdonarme por airear todo esto. Ya te conté hace unos días, que la idea es poder compartir tus libros con todos los que me han ayudado durante estos dos años. El primero ya está en Washington, seguro que has leído la historia de Víctor Sancho, porque tú eras de los que devorabas los textos de las antiguas Margaritas, me avisabas cuando había algún error e incluso me proponías temas sobre los que escribir. Para el próximo regalo tengo muchos candidatos, pero creo que acabará en una estantería en el sur, ya lo verás.

Aunque me cueste, en un rato me volveré a poner frente al espejo. Rememoraré aquella mañana, los ojos se humedecerán y recordaré, será inevitable.

Pero para hacerme más fuerte también recordaré el camino emprendido desde aquel maldito 16 de marzo de hace dos años hasta hoy. A las lágrimas, las horas de recogimiento interior, las visitas con la terapeuta, los kilos de paroxetina contrapondré los abrazos, los besos, los grandes momentos y esa vida que comparto día a día  con los que quiero. Ya sabes: #carpediem

“Creo que todos hemos estado reteniendo el aire mucho tiempo y ha llegado el momento de soltar ese aire juntos”.

La foto es Eulàlia Gil. El texto necesita la reproducción del audio.

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1 comentario en «Soltando el aire juntos»

  1. De la mateixa manera que el text em genera un nus a la gola i m’humiteja els ulls, m’omple de joia al constatar com lentament, però a la fi amb pas ferm, has aconseguit sortir d’aquell espiral negatiu que et tormentava. Ell esta feliç per tu, i per totes les teves iniciatives, tant i tan constructives. Molts petons

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