Ni la ves, ni siquiera la intuyes, pero imaginas un haz de luz lejano y con ello ya te sientes bien, te ilusionas. Sueñas con una remota posibilidad y te despiertas con una sonrisa.
“Voy a hacer una pregunta”, dijo el rey Milinda al venerable Nagasena.
“¿Puedo contestar?”. Nagesena dijo: “Por favor, haga su pregunta”.
Dijo el rey: “Ya he preguntado”.
Contestó Nagasena: “Ya he respondido”.
Dijo el rey: “¿Qué respondió?”
Nagasena dijo: “¿Qué preguntó?”
El rey dijo: “No pregunté nada”
Nagasena dijo: “No respondí nada”
(Sabiduría Zen)
¿Es un punto de partida, un inicio, el principio de lo que tiene que ser un gran final?