
Blancas juegan y pierden
Era humilde, era modesto y mi cabeza está repleta ahora mismo de maravillosos recuerdos. De cuando me enseñó a jugar a ajedrez y ese mismo día descubrí el mate pastor; de ese amor incondicional al Barça, de cómo te lo daba todo, lo poco que tenía o de cómo fue capaz de construir con sus




