El 29 de diciembre de 1976, Silvia Labayru fue secuestrada por un grupo de tareas de la ESMA , el mayor centro clandestino de detención de la dictadura argentina. Tenía 20 años y estaba embarazada de casi seis meses. La liberaron un año y medio después.
En sus primeras semanas allí fue encapuchada, amenazada y golpeada. Dio a luz en cautiverio a una bebé que le sacaron de las manos y el capitán de fragata Jorge Acosta le dijo que debía mantener relaciones sexuales con algún oficial para certificar “su recuperación”.
45 años después, la justicia argentina condenó a Acosta y a Alberto González, exoficial de inteligencia, éste último por la violación a Labayru, a 24 años y 20 años de cárcel respectivamente. Ambos ya habían sido condenados anteriormente a cadena perpetua.
En “La llamada”, Leila Guerriero cuenta con maestría la historia real de esta mujer, ex integrante de Montoneros. Construye, a base de decenas de entrevistas, un perfil íntimo que se detiene en pequeños detalles para recrear aquel infierno, como cuando recuerda la atronadora música con la que recibían a los detenidos en la ESMA, el mariachi “Si Adelita se fuera con otro” cantada por Nat King Cole, para tapar los aullidos de dolor que emitían los prisioneros durante las sesiones de tortura.
Anoche conecté con la imagen de mí misma en la colchoneta, embarazada. Intenté conectar con esos sentimientos de soledad más absoluta. Y la verdad es que no puedo. Es tal la intensidad que no puedo estar mucho tiempo reviviendo eso. Los momentos más angustiosos no son, curiosamente, los de la tortura, sino los de estar tirada ahí pensando que eras un pedazo de carne, sola como un perro. Miedo, angustia, soledad, desamparo, no sabes qué va a ser de ti, cuánto va a durar aquello. Si alguna vez vas a tener una vida.
La foto es de Dani Yako