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Un reencuentro

Después de mucho tiempo ausente de mis sueños, volvió a aparecer, fue un bonito reencuentro. Estaba igual, los  ojos claros, el pelo canoso, su pose divertida y aquel purito holandés en la boca, inconfundible.

Nada había cambiado. La calidez en su abrazo, el beso de bienvenida, ese brillo en la mirada  y la sonrisa que lo iluminaba todo. Pero esta vez había una diferencia. Cada vez que lo miraba, sabía que sería una de las últimas veces que nos íbamos a ver, que su final estaba próximo, no sabía cuándo y tampoco se lo podía decir, porque desconocía el momento y si lo hubiera hecho, tampoco habría servido de nada.

No sé cómo interpretar ese momento. Puede ser un reencuentro entre amigos, podría ser una respuesta a la necesidad vital de estar de nuevo a su lado y de compartir la vida, muchos buenos momentos desde el primero hasta el último en el que la vida, la suya, se nos escapó entre los dedos.

También podría ser esa necesidad de apego a todos aquellos que te hacen sentir bien, de agarrarte a la vida cuando ves que algo no funciona y de no comprender nada.

El texto es de Alessandro Baricco (Oceano Mar). Desde hace tiempo he descubierto que tengo una extraña conexión con él, sobre su pasado y mi futuro. No sé qué pensar.

Foto de Katarzyna Grabowska en Unsplash

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