
El Patronato de las descarriadas
Como se las consideraba descarriadas, rebeldes, perdidas y locas eran ingresadas, muchas veces a petición de su propia familia, en organizaciones religiosas que trabajaban con el Patronato de Protección a la mujer, una institución pública que desde 1941 a 1985, repito 1985, se dedicó a “proteger y educar a las mujeres consideradas en riesgo moral”.




