"La explicación es un error bien vestido" (Julio Cortázar)
El momento es siempre lo más importante. Decisiones que tomas ahora y que ni te las habías planteado hace una semana, situaciones que ves de una determinada manera y que ahora puedes comprender o te resultan totalmente ilógicas. Al final, son los momentos vitales los que determinan nuestro camino. ¿Imponer la lógica o dejarte llevar por el impulso? ¿Puedes actuar de una manera y de la contraria?
Mientras pienso en todo ello, busco en el kit de herramientas que me regaló mi terapeuta y no encuentro ninguna que pueda aplicar. Seguramente es la edad la que me impida ser más paciente, aunque suene a contradicción. Más que compartir opiniones, cosa que hasta no hace tanto me encantaba, muchas veces me refugio en mi interior buscando respuestas cuando ni siquiera me planteo preguntas.
Momentos vitales, los que te llevan aquí y allá; que te permiten levantar o bajar los brazos; alzar la voz o mantener silencio. Silencios ante los que tu cabeza no hace tanto se hubiera rebelado y que ahora te narcotizan, mientras intentas comprender porqué las personas pueden ser tan simples o tan complejas, da igual, porque ya sabes: todo depende del momento vital, de tu momento vital.
Suena ‘Here comes your man (The Pixies)’
Me viene a la cabeza: Un diálogo de ‘Autodefensa’ en la que una de las protagonistas le hace una batería de preguntas a su compañera de piso:
¿Que preferirías ser una rama o ser una raíz? ¿Ser la primera luz del día o la última luz del día? ¿Ser una bombilla de una terraza de verano o ser una bombilla de las luces de navidad? ¿Ser una puerta o ser una ventana? ¿Qué preferirías ser la calefacción en invierno o el aire acondicionado en verano? ¿Qué preferías ser un fade in o un fade out?
Autodefensa
Y a partir de esos pensamientos, fabulas sobre tus respuestas, sobre la luz y la oscuridad, sobre la necesidad de mostrarte o de ocultarte, sobre si has elegido bien o mal, te dedicas a pensar si has jugado bien tus cartas, incluso si conocías las reglas del juego, si todo tiene un sentido o si lo que vivimos es una ficción como la de Tom Baxter en ‘La rosa púrpura de El Cairo’. Y es entonces cuando te das cuenta de que todo depende del momento vital, ese que te lleva a pensar que tu vida es una película en color u otra en blanco y negro. Tu eliges siempre.