Me gustaría cerrar puertas y no sé si abrir algunas; me gustaría que el mismo compromiso que ofrezco se me devolviera. Me gustaría mirar un poco más allá de a una semana vista y, como siempre, llegar agotado al final, que es el síntoma de haberlo dado todo por el camino.
Me gustaría empezar con nuevos alicientes, planificar y no solo pensar en sobrevivir el día a día. Me encantaría contemplar el paisaje desde el muro e ir contando las palmeras que quedan hasta llegar al final. Eso sí, muy poco a poco.