Aunque parezca un sinsentido, los muertos no tienen el mismo valor. Hablo sobre periodismo. No valen lo mismo 147 muertos en Kenia que 13 en París, entonces todos fuimos #CharlieHebdo ahora, con tantos kilómetros por en medio, muchos no sabrían ni situar Kenia en un mapamundi.
La cobertura mediática ha gastado todos sus cartuchos en informar desde todos los puntos de vista sobre el siniestro del avión de Germanwings en el que murieron 150 personas. Todos sabemos hasta las recetas médicas que le prescribieron al copiloto, el colegio al que iba, sus problemas emocionales, que le gustaba correr o que le abandonó su última novia.
Los medios occidentales, mal y tarde, a veces nunca, han pasado de puntillas sobre esa masacre protagonizada por la milicia islamista somalí de Al Shabab, que ha acabado con la vida de 147 personas en la Universidad de Garissa (Kenia).
¿A qué se debe ese desapego? ¿Por qué las coberturas no son proporcionadas? Lo explica muy bien en ‘The Guardian‘, Roy Greesnlade. Habla sobre las jerarquías de la muerte y establece una serie de preceptos que pueden valer para cualquier caso, para el de Kenia, el de París, el de Los Alpes o el de Boko Haram, del que acabaremos hablando.
Cuenta Greenslade que las muertes extranjeras no tienen el mismo valor que las nacionales, unas son impersonales, pura estadística, y de las domésticas queremos saber todos los detalles. Todos son seres humanos, pero unos están a unos cuantos miles de kilómetros de distancia, las otras muertes están muy cerca.
Además los muertos producto de conflictos bélicos tienen otro valor a los de las muertes inesperadas, pero ahí no acaba Greenslade en su análisis, puesto que considera que los muertos que no son de raza blanca «no reciben la misma consideración en los medios occidentales» que se si tratan de muertos de raza blanca. Y así lo extrapola a otras cuestiones que tienen que ver con las etnias, las religiones o el sistema de gobierno en otros casos.
Nos guste o no, todo se mueve en estas variables. Es más importante lo que ocurre cerca de nuestra zona de influencia que fuera de él, pero también están los recursos informativos con los que contamos.
Muchos medios de comunicación disponen de un gran contingente de periodistas en países desarrollados y pueden ofrecer coberturas desde diferentes ángulos. Eso ocurre en Estados Unidos, en Europa y en puntos de Asia y Sudamérica, pero no en África, por lo que lo que sucede en Siria, Kenia o Nigeria, pese a que sea de mayor gravedad, tiene un tratamiento y una consideración diferente.
Como mucho en esos países se obtienen informaciones de agencias, en muchas ocasiones con unos medios ínfimos. En el momento en el que los grandes medios deciden aterrizar sobre el terreno -algo que no ocurre siempre-, la información ha perdido frescura y se inicia un bucle a la búsqueda de noticias que no tienen el interés inicial, pese a que nos las vendan como tales.
Retrocedamos un año. El 14 de abril de 2014, en un colegio femenino de Chibok, al nordeste de Nigeria, fueron secuestradas 234 niñas por el grupo terrorista Boko Haram.
Poco tiempo después, desde Estados Unidos se crea una campaña que triunfa en las redes sociales. #BringBackOurGirls reunió a la flor y nata de la política, la cultura, el cine y el deporte, todos a una para pedir la liberación de las niñas. A la iniciativa se unió hasta la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama.
Un año después todo apunta al triste final de las niñas, Según el responsable de derechos humanos de la ONU, Zeid Raad al Hussein, los combatientes Boko Haram asesinaron a las personas que tenían cautivas, incluyendo a mujeres y niñas que habían tomado como «esposas», en su huida ante el avance del Ejército. En 2014, Boko Haram habría cometido 4000 asesinatos. ¿Qué medios han hecho un seguimiento de este caso en el último año?
El periodismo y el valor de las muertes
- Escrito por Sakatomi
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