Dos guantes de látex entrelazados rellenos de agua caliente o de arroz crudo recalentado. Es una técnica que utiliza hace tiempo Lidiane Melo y que ha bautizado como «La mano de Dios». En un principio servía para calmar a bebés prematuros que no tenían el calor humano a su lado y de esa manera pensaban que tenían una mano que estrechar, pero con el drama del COVID-19, la técnica se ha visto que tiene otra gran función.
Y es que esos dos guantes mejoran la saturación sanguínea de los pacientes allí donde ella trabaja, en la UCI de un hospital de Rio de Janeiro, porque, como los bebés prematuros, éstos también se sienten acompañados.
La imagen, y su ingenio, se han hecho virales.