Pedro y Pablo

reyesPedro Reyes me sorprendió desde la primera vez que lo vi. Seguramente sería en ‘La Bola de Cristal‘, donde descolocaba a la audiencia con esa manera tan particular de tratar el humor, o en alguna de sus versiones particulares de cuentos clásicos, como aquella impagable «Caperucita roja» o los alocados “Tres cerditos”, un cuento en el que el lobo se lucia.

Reyes era el rey del humor absurdo, un cómico surrealista, un tipo que creaba sonrisas desde el absurdo, como también lo hacían Faemino y Cansado, que hasta eran capaces de crear humor con conceptos tan extraños como la filosofía de Kierkegaard.

El iconoclasta Pedro se ha despedido en silencio. Solo tenía 53 años y un montón de proyectos en el cajón. El tipo de la sonrisa fácil, del exceso facial, de ese humor que cambiaba en segundos tu estado de ánimo, se ha ido sin despedirse, pero nos ha dejado mil historias que siempre recordaremos.

El encargado de dar la noticia ha sido su inseparable Pablo Carbonell. Hace ya unos cuantos años, ambos crearon: “Pedro y Pablo”, un dúo teatral con el que se pateaban pequeñas salas sevillanas. Hasta que decidieron instalarse en Madrid.

No es que tuvieran ninguna oferta, sino que decidieron actuar cada día a partir del primero en el parque del Retiro. Alguien los vio y su carrera se encauzó a partir de sus intervenciones en “La Bola de cristal”, el mejor programa infantil de la historia de la televisión, que presentaba Alaska. Ahí nació esta historia que hoy ha acabado.

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