Hace mucho tiempo leí ‘El periodista deportivo‘, la novela indispensable de Richard Ford, que después triunfó por todo lo alto con ‘El día de la Independencia‘, que obtuvo el premio Pulitzer el PEN/Faulkner a la vez, y con ‘Acción de gracias‘.
Tras leer Frank Bascombe y yo, un magnífico texto de Ford en La Vanguardia (que por cierto estrena web), me he acordado de este pasaje. La vida está repleta de personajes como Frank, tan simples y tan complejos; a veces banales y otras profundos que un día te regalan sensaciones….
Esta mañana he salido de los apartamentos a la playa suave y cambiante y he dado un paseo en bañador y sin camisa. Y se me ha ocurrido que un efecto natural de la vida es cubrirse con una fina capa de… ¿qué? , ¿una película?, ¿un residuo de la piel de todas las cosas que has hecho, sido y dicho y en las que te has equivocado? No lo sé.
Pero el caso es que durante mucho tiempo nos cubrimos con esa capa y sólo raramente lo sabemos, a menos que por un motivo o una oportunidad inesperados salgamos de ella -durante una hora o incluso un momento- y nos sintamos repentinamente bien. Y en ese mágico momento uno se da cuenta del tiempo que ha pasado desde que empezó a sentir así.
Se pregunta si habrá estado enfermo. ¿Es la propia vida una enfermedad o un síndrome? ¿Quién sabe? Seguro que todos nos sentimos así alguna vez, pues yo no puedo sentir nada que cientos de miles de ciudadanos no hayan sentido antes.
Sólo después, súbitamente, uno se despoja de eso -de esa película, de esa piel de vida- como cuando era pequeño. Y piensa: así debió de ser mi vida una vez, aunque entonces no lo supiera y tampoco lo recuerde realmente.
Es una sensación de viento en las mejillas y en los brazos, de liberarse, de soltarse, de ser el faro de guía a los barcos. Y como no ha sido así durante mucho tiempo, esta vez uno quiere prolongar ese momento resplandeciente, ese aire fresco, esa nueva vida, intentando preservar una sensación fugaz, porque quizá cuando vuelva ya sea demasiado tarde, o sea demasiado viejo. Y la verdad es que ésa será la última vez que uno sienta eso en su vida.
El periodista deportivo (The sportswriter). Richard Ford. 1986
La foto es de Jeremy Cai vía Unplash