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Daido Moriyama o cómo detener el tiempo

Rodeado de imperfecciones, pero hipnóticas, así son las instantáneas del japonés Daido Moriyama, considerado el maestro de la denominada fotografía callejera. Casi siempre en blanco y negro, su plan responde a la idea de carecer de él a la hora de tomar fotos. Simplemente deambula y dispara, porque su idea es fotografiar la vida o duplicarla, como le gusta decir.

«Camino, encuentro, disparo«. Ese es su método de trabajo durante 55 años. Sus fotos, a menudo granuladas, borrosas y desenfocadas, son tan reales que, como admite, intentan ser una copia del mundo.

Particularmente, la fotografía de Moriyama me traslada al escenario de ‘After Dark’ de Murakami, aquella aventura trufada de agridulce decadencia, chicas con el pelo teñido de colores, gatos y con piezas de jazz como banda sonora.

La cámara existe en el mundo como una copiadora. Me permite copiar el mundo y eso es sorprendente para mí. Es algo que no se puede hacer con otros formatos, obviamente existen las cámaras de cine, pero la cámara de fotos es la única que congela el tiempo. Puedes parar el mundo entero y recordar y documentar ese momento.

Daido Moriyama

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