El 11 de abril fue la última vez que apareció en público el líder norcoreano Kim Jong Un. Después de entonces, silencio. La CNN especula con que tuvo una complicación tras una operación coronaria y su estado de salud es muy delicado.
Un asesor de seguridad estadounidense admitió que la Administración Trump está monitorizando la situación, pero apenas pistas hay pistas. El lunes pasado, los medios estatales norcoreanos publicaron una carta de líder al presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, pero no se puede autentificar la veracidad de la misma.
El 15 de abril, Kim Jong Un se perdió la celebración del aniversario de Kim Il Sung en el Palacio del Sol de Kumsusan, una solemne ceremonia que simboliza los lazos de sangre entre los líderes de la revolución Juche; el 26 apareció otra carta de Kim en agradecimiento a los trabajadores que ayudaron en la remodelación de la ciudad de Samjiyon.
La inteligencia surcoreana tiene claro que Kim Jong Un está «sano y salvo» y se encuentra en el complejo costero de Wonson. Hasta allí llegó en el tren presidencial, el mismo en el que murió su padre (Kim Jong Il) y el mundo se enteró días después.
