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Envejecer ̶m̶a̶l̶ , envejecer bien

En el último año y sobre todo por la publicación de Eterno Rollán, hemos coincidido bastante. Es uno de mis periodistas de referencia, un maestro para muchos y siempre he mirado de reojo su maravillosa trayectoria. Me he fijado en su manera de entender el periodismo, en cómo acometer informaciones, he admirado su capacidad de análisis, esa manera única de sintentizar ideas y de plasmarlas sobre el papel.

No hay día que vaya al Camp Nou que no lo encuentre en su posición en la tribuna de prensa. Atento a todo, calados los auriculares, la bolsa del portátil en bandolera y esa sonrisa bondadosa con la que te saluda.

En confianza hablamos sobre los dramas del periodismo, hacia donde se encamina la profesión, qué pasa con las nuevas generaciones, por qué no se trabajan las fuentes, por qué les cuesta tanto escribir a los jóvenes periodistas. Hablamos de twitter y de twitch y de por qué ha dejado sus clases en la universidad porque simplemente de las nuevas tecnologías, los alumnos tienen más conocimientos que él.

Ahora el periodismo es otra cosa. Y el deportivo, otra diferente. Por eso es importante saber envejecer bien. Combinar el periodismo clásico con las nuevas tecnologías, no cerrar los ojos a la realidad, observar y aprender, sobre todo aprender, porque a los medios clásicos no les queda tanto de vida y desde hace un tiempo asistimos al auge del consumo inmediato de la información, de la desaparición del análisis, del exceso de tertulias vacías para llenar minutos en radio y televisión, del trabajo sin fuentes y de la obtención a granel de informaciones sin ningún recorrido.

No es que personalmente lleve mal el cambio de paradigma, porque quienes me conocen saben que soy un loco de la tecnología. Lo que no soporto es ese ‘fast food’ informativo en la que se han convertido los medios, con informaciones nada contrastadas y el auge del click compulsivo para ganar unos céntimos. Luego está la formación de los nuevos periodistas, pero de eso no hablaré hoy.

Vuelvo a la tribuna del Camp Nou. Miro a mi izquierda y ahí lo veo. Rematando la última pieza de la noche. Quedamos pocos en la tribuna. Recoge sus cosas con pausa y se acerca: «Paco, lo importante es envejecer bien. No en la vida, que también, sino en el periodismo«. Y eso intento.

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