Hace unos días leía sobre la creación en el Reino Unido de una secretaría de Estado para la soledad, en un país en el que la mitad de las personas de 75 o más años (más de dos millones de personas) viven solas y que afecta a más de nueve millones de personas.
La soledad es un problema de Estado y supera a la obesidad como amenaza para la salud. En España, el estudio más reciente es de 2015 y en el mismo se reflejaba que cuatro millones de personas (uno de cada diez) habían tenido la sensación en el último año de sentirse solos, que un 20% vive sin ninguna compañía y que un 40% de ellos lo hace porque no le queda otra solución.
En una sociedad hiperconectada, cada vez nos sentimos más solos. Solo nos queda recuperar la epidermis, la ternura de las miradas y la calidez de los abrazos, solo así volveremos a sentirnos acompañados.
«Nacemos solos y morimos solos, y en el paréntesis,
la soledad es tan grande, que necesitamos compartir la vida para olvidarla»
Erich Fromm