Hace unos días, Aina Avila me puso sobre la pista. Siempre es interesante escuchar las reflexiones del psiquiatra Luis Rojas-Marcos. Lo entrevistó Jordi Basté:
Hay una pandemia que va en paralelo a la vírica: la mental. ¿Cómo podemos afrontar la pandemia mental que afecta desde los más pequeños a los más mayores? Hay que sentarse, programarse y pensar: ¿Yo puedo hacer algo para supera esto?, ¿Qué puedo hacer? La incertidumbre es muy maligna. Y cada vez más.
Una gran parte de nuestra vida y de nuestro ser está en ese sentido de futuro. Cuando ese sentido de futuro se destruye por esta incertidumbre, esto genera un impacto enorme a la persona, que ya no puede pensar en el futuro. Tenemos que programarnos para lo que vamos a hacer esta tarde o mañana, siempre a corto plazo. Esto nos causa una gran ansiedad. La ansiedad es el miedo. Pero un miedo sin un motivo inmediato.
El miedo es cuando nos ponen una pistola en la cabeza, cuando vemos venir fuego. La ansiedad es lo mismo, pero sin ese fuego, sin tener el propio fuego. Vives totalmente agobiado.
Para superar esa ansiedad, es muy importante pensar como organizar mi día, de donde sacaré la fuente de satisfacción: ir a pasear, ir a hacer deporte, planificar nuestras fuentes de placer. Organizar para controlar tu día a día en la medida de lo posible.La sobreinformación es un efecto secundario, en este caso de la pandemia o de las tensiones sociales derivadas de la pandemia. A la tecnología se le acusado sin darnos cuenta. Existe una diferencia entre la tecnología en sí, el avance, y el uso que hacemos de ella. Hoy en día gracias a esos soportes tecnológicos con la pandemia, el distanciamiento es físico, no social.
Una pandemia como esta hace 80 años se hubiese vivido diferente, no tendríamos Netflix, Skype. Tenemos que buscar el lado positivo y optimista de esta sobrexposición a la información y a las tecnologías.
La soledad y el aislamiento va en contra de las neuronas, somos seres sociales desde el primer momento en el que nacemos. El bebe nace, se separa de su madre y desde ese momento empieza a relacionarse. Si nos quitan esa capacidad para relacionarnos, para solidarizarnos, para contar lo que sentimos, estamos muy mal. Hoy día tenemos estas tecnologías que nos permiten seguir teniendo el contacto.
Hace años, con otras pandemias, la gente moría ya no de la pandemia, si no del aislamiento que provocaba. Hemos organizado toda nuestra vida pensando en el futuro: las vacaciones, las cenas, los fines de semana… Ahora esto se ha acabado, y este es nuestro problema. Nos hemos vuelto vulnerables.
La pandemia nos ha retado con la incertidumbre y la vulnerabilidad. Si nos acercamos a las personas que están luchando por sobrevivir a esta pandemia, la gran mayoría superará esta pandemia,
cuando todo pase, habrá mucha gente que diga que en el proceso de superar la pandemia aprendió y descubrió cualidades que esa misma persona no sabia que tenía.De la misma manera que dicen que el tema económico tendrá un efecto rebote y se revertirá en positivo, si lo comparamos al efecto mental nos puede pasar lo mismo, tendremos un efecto rebote positivo mental por lo que hemos vivido.
No es el dolor lo que nos hace ser mejores, es la lucha para superar ese dolor. En ese proceso aprendemos y descubrimos cualidades dentro de nosotros que no teníamos o que no sabíamos que teníamos.
En psiquiatría hay un concepto que es el crecimiento post traumático. Son personas que una vez pasado el trauma de, por ejemplo la muerte de un ser querido, estas personas dicen, aquello que paso fue terrible, pero yo aprendí y descubrí aspectos de mi vida que no sabía que tenía,
a pesar de este terrible momento me considero mejor persona.No estamos acostumbrados a vivir de una forma tan individual. Somos un país latino, nos movemos por las calles, nos hablamos, nos abrazamos. De repente no poder vernos, abrazarnos, nos gusta estar en la calle y nos encierran. Esto tiene un efecto psicológico terrible. Cuanto más dure la operación de este enemigo invisible que no vemos, indudablemente es peor. Pero basándonos en la historia de la humanidad, fijándonos en otras adversidades, las superamos.
Esta prueba es dura porque no vemos al enemigo, va en contra de nuestra forma de ser, es importante para nosotros comunicarnos, compartir, convivir. Esta pandemia esta alterando algo tan fundamental como es la convivencia, pero uno mira la historia y es curioso, en España en concreto, vivimos mas que en cualquier otro país, somos los terceros del mundo en el ranking. ¿Hay algo más importante que la esperanza de vida? Si estás muerto, no puedes aspirar a nada. Debe ser porque compartimos, convivimos, hablamos uno con otros, a parte de la alegría que desprendemos y la buena comida.
Los padres que tienen angustia por sus hijos, por el mundo que les dejamos les diría: de momento organiza tu vida, ayuda a tus hijos a estar ocupados, a tener intereses, sobre todo que mantengan su cariño y apoyo a esos niños. Los niños tienen una capacidad de superar adversidades increíble.
No hay que minimizar la capacidad del ser humano para superar adversidades. Todos necesitamos apoyo, organizarnos, pero ahí estará nuestra capacidad.
La ilustración es de Yuval Robichek