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Todo irá bien, Pepa

Nunca crees que puede llegar el momento, que podrás lidiar con la situación hasta el final, pero no es así. La clave es elegir el momento adecuado, sabiendo que éste siempre se produce más tarde del que tendría que haber sido, y luego todo se convierte en una carrera contrarreloj.

El Alzheimer es cruel, porque lo es con la persona, pero más con los que la rodean. Es terrible comprobar como ya no conoces a tu madre y que sabes que no queda tanto para que ella tampoco sepa que eres tú quien está a su lado, pero mientras tanto hay que paladear esos momentos.

Hablaba de que es una carrera contrarreloj, pero en realidad es un maratón que en la parte final se convierte en una ‘gymkhana’. Hay que buscar una residencia, mucho antes tienes que haber pensado en elegir una residencia pública para ponerte en una lista de espera, una espera que se puede prolongar uno, dos, tres años…. Todo depende de lo que depende. Hay que solicitar ayudas a la dependencia, la tienen que evaluar y después, aprobarlas. Cuando han aprobado un nivel de dependencia, seguramente hay que pedir una revisión y vuelta a empezar.

Antes de traspasar el umbral de la puerta de su nuevo hogar has tenido que luchar con tus miedos y con la conciencia, con la tuya, la de tu familia y sobre todo con la de tu padre, que desconsolado sabe que no queda otra solución. Toda la vida juntos para acabar separados. Él sabe que ya no era vida para él, que con 85 años estaba pendiente de demasiadas cosas que ya no te tocaban.

De aquella mujer que conocía solo queda el nombre. A veces lo confundía con su padre, otra con un extraño, que no entendía que estuviera allí compartiendo mesa, mantel y reunión con la familia, la suya, no la de aquel señor que no tiene quien le cuide y que por eso estaba allí.

Cuando la vida se ha detenido cincuenta años atrás, el problema es imparable. Puede pensar que los personajes que aparecen en televisión habían sido antiguos compañeros de trabajo y tiene una imperiosa necesidad de consumir azúcar a todas horas. Alguna vez, ya cada vez menos, se le enciende una pequeña bombilla. Anoche fue la primera que no la pasó en casa. Nos han llamado para comunicarnos que todo ha ido bien. No podía ser de otra manera.

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