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Alberto, mi defensor de boya

Creo que desde el primer momento congeniamos. No éramos amigos y sin embargo lo embarqué en un proyecto personal, un proyecto que se hizo suyo al segundo y que compartimos. No solo eso: me empujó cuando me quedé sin fuerzas, no una, sino dos veces, algo que se lo agradeceré siempre.

Y así es Alberto. Transparente y comprensivo, paciente, trabajador incansable. Es de los que siempre está, aunque no lo parezca, que te empuja con todo su entusiasmo y el mejor ánimo. Nunca te deja caer. Tuve la suerte de encontrármelo por el camino, seguramente de alguna piscina, y desde entonces es muy importante para mí.

Mi error con él -seguro que me perdonará- es no haberle dado el carné de ese club exclusivo que es «La Biblioteca de Euse» mucho antes, pero nunca es tarde. Su regalo de entrada es «El Imperio» de Ryszard Kapuscinski, un libro que seguramente ha leído, pero que no tiene esta edición.

Son historias de personas a partir de las cuales se puede reconstruir la historia de la antigua URSS, retazos de vida para explicar un todo, como esa historia que llevamos construyendo desde hace tiempo y que esperemos que vea la luz la próxima primavera. Gracias por la paciencia, amigo.

Esta es la décima entrega de libros de #labibliotecadeEuse

Capítulo 1: Incerta Glòria de Víctor Sancho

Capítulo 2: Un Kapuscinski para los Croif

Capítulo 3: Un Zweig para Anna

Capítulo 4: Rafa Dalton, la influencia del guionista

Capítulo 5: Nacho siempre en mi equipo

Capítulo 6: Los tipos duros como JC nunca bailan

Capítulo 7: Novocaine for my Own

Capítulo 8: Del Valle, el capitán de mi equipo

Capítulo 9: Natalia y aquel verano en la riviera francesa

La foto es de Nikhil Kesharwani

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Qué veo. Qué leo.

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La frase

Quizá la muerte existe porque es la única manera de saber de forma exacta cuánto querías de verdad a alguien